Para celebrar su 60 aniversario y fomentar la movilidad sostenible del futuro, la compañía de carsharing Zity (empresa de movilidad compartida de Ferrovial y Renault Group) ha dado su particular visión del “cuatro latas” con un coche 100% eléctrico y cero emisiones, un modelo único en el mundo que sería el vehículo ideal como coche compartido.
El 4-L llegó en 1961, y su sencillez, precio y versatilidad lo posicionaron rápidamente como la opción idónea para la clase media trabajadora. Era un vehículo apto tanto para la circulación por la ciudad, como por los caminos, y en poco tiempo se convirtió en una solución accesible para todos al mundo de la automoción.
Se comercializó durante 25 años y se vendieron más de 8 millones de unidades. Y esa mezcla de precursor y democratizador, de acceso justo y universal a la movilidad es lo que lo convierte en el coche perfecto para el carsharing.
El futuro de la movilidad
Mucho han cambiado las ciudades desde que el Renault 4-L comenzara a circular por ellas. Madrid, sin ir más lejos, se ha convertido en la ciudad europea con un mayor índice de mortalidad asociado a la polución causada por el tráfico rodado, según el ranking de ciudades europeas con más mortalidad asociada a la contaminación atmosférica por dióxido de nitrógeno que publicó ISGlobal a principios de este año.
El gran reto actual de las
ciudades, cada vez más pobladas, es garantizar la movilidad y reducir la contaminación. En todo el mundo, se están tomando distintas medidas que persiguen estos objetivos, con una normativa europea que camina hacia políticas medioambientales cada vez más restrictivas.
Desde las zonas de exclusión de tráfico rodado dependiendo de las emisiones de los vehículos, la peatonalización de áreas residenciales, los peajes urbanos, la electrificación de las flotas de transporte público o las soluciones de Inteligencia Artificial que permiten la previsión de la demanda de movilidad y optimización de recursos, entre otros.