Exteriormente, el M3 E30 Sport Evolution se distinguía del resto de variantes del BMW M3 en multitud de detalles, como el faldón delantero y el alerón trasero que en ambos casos eran regulables en diferentes posiciones, lo que permitía incrementar la carga aerodinámica en función del circuito en el que se fuera a rodar. Los pasos de rueda estaban ensanchados para albergar unas mayores llantas en el modelo de competición (16 pulgadas) y únicamente se ofreció en dos colores: el Negro Jet y el aún más raro Rojo Misano (el de nuestra unidad), pues de este último fabricaron un total de 204 ejemplares.
A nivel de chasis, rebajaron la altura libre al suelo en un centímetro, añadieron muelles, barras estabilizadoras y amortiguadores más enérgicos.
Además, redujeron el peso del conjunto gracias a, entre otras cosas, un depósito de carburante más pequeño, unas ventanas traseras más livianas o un silencioso de titanio. En el interior también se renunció a elementos muy comunes como el aire acondicionado.
En el apartado mecánico estamos ante el BMW M3 E30 más potente fabricado en serie: el bloque motor pasó de 2.3 a 2.5 litros y cuatro cilindros capaz de entregar 238 CV de potencia y 240 Nm de par motor.
No se ha declarado el precio de la transacción, pero el año pasado se vendieron dos unidades del M3 E30 estándar (motor 2.3) con 14.000km y 80.000km por 200.000 y 134.000 euros respectivamente. Por ello, no nos sorprendería que el precio de esta unidad del Sport Evo con 119km fruto de la especulación superase el medio millón de euros.