Se trata de un sedán medio que se enclavaba en una de las categorías más populares, y a la vez reñidas, de mercados como el estadounidense. Y para estar a la altura de sus competidores, e incluso para dar un toque de atención a muchas marcas, incluidas las alemanas, Hyundai ha optado por redefinir su sedán.
El coche se ha diseñado bajo cuatro pilares fundamentales como la proporción, arquitectura, estilo y tecnología, presentándonos unas formas cóncavas y convexas que le aportan un carácter atractivo, así como una forma atrevida y voluminosa que evoca una esfera lisa con una parrilla y capó característicos.
Su parrilla en forma de cascada se asemeja a la de modelos de corte más deportivo, a lo que también contribuye su carrocería, siendo 30 mm más baja y 25 mm más ancha. Además, el coche ha aumentado su longitud total en 45 milímetros y su distancia entre ejes otros 35 mm.
Uno de los puntos característicos del diseño de esta octava generación son las luces de circulación diurna, integradas y ocultas en el capó, aportando un toque de innovación que no pasará desapercibido.
Las secciones laterales del coche están acentuadas a través de dos líneas que unen a la perfección las ventanas y las citadas luces diurnas, adelantando una arquitectura lumínica que estará presente en los futuros modelos de la marca, la cual toma su inspiración en el concept HDC-2 de Hyundai.
En el interior destacan los materiales de alta calidad con un cuero de color crema haciendo contraste con el resto, encontrándonos acentos cromados y satinados, así como un salpicadero y salidas de aire que se han disminuido al máximo para transmitir mayor sensación de ligereza.
Un diseño limpio y elegante que toma su fuente de inspiración en un avión Stealth, incorporando detalles cromados en el volante y una transmisión de control electrónico que proporciona mayor espacio, así como dos pantallas separadas en la consola central.
De momento, Hyundai, no ha dado más detalles. Habrá que esperar.