De momento, lo único que se sabe del primer vehículo eléctrico en la historia de Volvo es que será fabricado en China y de ahí se exportará al resto del mundo.
Volvo también ha anunciado que para su fabricación utilizará la Compact Modular Architecture (CMA). Esta plataforma se utiliza actualmente para su serie 40 por lo que podemos presuponer que independientemente de que sea un SUV o un sedán, sus dimensiones serán reducidas.
Volvo ya lanzó en 2015 una versión híbrida del XC90, y el año pasado su presidente declaró la intención de vender un millón de coches eléctricos antes de 2025.
Con esta estrategía, Volvo continúa la senda que han dejado otras marcas para hacer frente a Tesla con su futuro Model 3. Para ello, el modelo debería rondar los 450km de autonomía así como un precio próximo a los 40.000 euros sin ayudas.
En cualquier caso, en los próximos meses iremos saliendo de dudas.